Cómo afrontar la llegada de los temidos petardos
Un año más es uno de los temas más preguntados en estas fechas: qué hacer y cómo ayudar a nuestros perros a pasarlo un poco mejor en estos días, en los que los petardos son frecuentes, sin previo aviso. Aunque deberíamos trabajar todos los meses del año para prevenir o disminuir el miedo de nuestros perros a los ruidos fuertes, sí que podemos aplicar en los últimos días previos algunas medidas paliativas.
¿Qué es el miedo?
El miedo es una emoción asociada a un peligro específico que lleva consigo diferentes respuestas a nivel de conducta. A nivel cerebral se activa un proceso bien conocido tanto en humanos como en otros animales, llegando a liberarse hormonas relacionadas con el estrés. El miedo puede ser adaptativo si la situación es un peligro real que puede evitarse o afrontarse con éxito.
¿Qué es una fobia?
Por fobia entendemos una respuesta de miedo desproporcionada, ante un peligro. El proceso que normalmente se ha producido recibe el nombre de sensibilización: tras una o más experiencias con un determinado estímulo el resultado ha sido todo lo contrario a adaptación. La fobia a ruidos intensos es de las más frecuentes en perros.
¿Qué es la ansiedad?
Cuando hay anticipación de eventos o consecuencias negativas hablamos de ansiedad. Perros con fobia a tormentas empiezan a inquietarse al percibir cambios atmosféricos que indican la posibilidad de aparición de lo que verdaderamente les asusta.
¿Por qué muchos perros sufren ante la presencia o anticipación de petardos?
Existen características en estos estímulos que los hacen especiales y juegan en nuestra contra por generar muchísima eficacia en el aprendizaje del miedo:
- Novedad, en muchos casos, en los que no se ha podido experimentar una habituación a este tipo de sonidos.
- Sorpresividad, debido a que no suelen ser señalados más que por contextos o situaciones en las que los perros pueden prever su posible aparición.
- Saliencia, puesto que destacan mucho del sonido base en el entorno.
- Intensidad: no hace falta decir que la intensidad de estos estímulos auditivos es mucho más elevada de lo que nuestros perros están acostumbrados. Incluso hay hipótesis sobre si los perros con fobia a los petardos son especialmente sensibles a los ruidos fuertes, llegando a producirles dolor.
¿Qué tipo de respuestas se dan en el perro?
El estímulo temido provoca una respuesta a nivel emocional en el perro que no es voluntaria y que a su vez genera comportamientos preocupantes para los propietarios. A nivel fisiológico nuestro perro sufre una revolución que puede llevarle a: jadear, temblar, eliminar sin control entre otros y a nivel conductual a lloriquear, intentar esconderse, buscar contacto físico, intentar huir entre otros. De ninguna manera podemos afirmar que el perro actúa conscientemente, expresamente o con una intención. De hecho debemos saber que el miedo como emoción no puede ser reforzado en términos de “muy bien, sigue así”.
¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestro perro a superar estos días de petardos?
Con tiempo…
- Busca sonidos relacionados con petardos o percusión y ponlos de menos a más volumen mientras tu perro está entretenido. Un profesional podría ayudarte a graduar el proceso.
- Prepara a tu perro una zona de seguridad en casa en una habitación lo más aislada acústicamente posible respecto a la calle, en la que se sienta cómodo y en la que le puedas ir administrando juguetes rellenos de golosinas. Puedes acompañarle allí en diferentes momentos del día para asociar esa estancia con calma y bienestar. Puedes añadir en la zona un trasportín para perro pero no le cierres la puertecita para que pueda salir y entrar.
- Acostúmbrale a música de menos a más volumen, gradualmente, que pueda servirte para mitigar el sonido de los petardos más adelante.
A nivel paliativo, sin tiempo…
- Evita dejarlo solo en los días más complicados, sobretodo en la temida noche de San Juan.
- No castigues sus reacciones por muy desproporcionadas o incómodas que sean.
- Evita sacarlo a la calle en los momentos de más probabilidad de petardos y llévale siempre atado con material que pueda evitar su escape (arnés + collar) o busca una zona aislada en la que pasear más tranquilos.
- Evita llevarlo a un lugar desconocido en el que se produzcan petardos y otros estímulos estresantes.
- Si busca contacto físico no se lo niegues. Debemos evitar estar nerviosos, puesto que nuestro perro puede interpretar como aún más alarmante la situación. Podemos reconfortar a nuestro perro de forma relajada.
- Si busca refugio en un lugar adecuado, como debajo de una cama, no intentes que salga ni le fuerces a cambiar de ubicación.
- Actúa con tranquilidad y naturalidad.
- Añade sonido en el ambiente (no exagerado para lo que esté acostumbrado el animal) y aísla acústicamente el lugar lo máximo posible.
- Acompáñale a la zona segura y, si hace falta, hazle compañía.
A nivel farmacológico:
- Habla con tu veterinario de confianza y cuéntale el caso.
- Existen ansiolíticos eficaces para que el perro no esté tan activo y sufra lo menos posible. Evita los relajantes musculares y no le mediques por tu cuenta. Siempre es necesario que un veterinario os haga la receta y siga la evolución del estado de salud de vuestro perro durante el tratamiento.
- Las feromonas y complementos nutricionales también pueden ayudar, aunque lo ideal es empezar con tiempo y utilizarlos como complemento sin confiar 100% en ellos.
- Es importante saber que si tu perro tiene verdaderamente fobia a los petardos, no será suficiente aplicar pautas que puedas leer o que te pueda recomendar un profesional. Será importante aceptar la situación e intervenir con colaboración siempre de un veterinario.
Curiosidad: Existe una fobia específica a los ruidos fuertes en humanos llamada ligirofobia. Es un miedo desproporcionado a objetos que provocan ruidos muy fuertes, como los petardos o los globos, llegando a provocar la evitación de situaciones en las que podría desencadenarse un estruendo: fiestas, eventos sociales o espectáculos.
Ánimo, en nada ya habrá pasado la temporada de petardos y podremos volver a disfrutar con nuestros compañeros.
*Artículo escrito por Silvia Rodellar de Indicans.